martes, 22 de febrero de 2022

El Astrolabio Planisférico (1 parte)

 Astrolabios Andalusíes
El Astrolabio es uno de esos objetos de la antigüedad que más fascinación suscitan, tanto a los aficionados o profesionales de la Astronomía, como al profano en la materia. Su detallada y precisa construcción al igual que su diseño denotan siglos de observación y conocimiento de los más avanzados detalles de la mecánica celeste.
Desde el albor de los tiempos, el ser humano ha intentado plasmar de diversas formas el movimiento celeste tridimensional, en un plano bidimensional a una escala que pudiese manejar, y sobre todo interpretar, es decir: trasladar esos movimientos que con matemática precisión, los astros de la cúpula celeste ejecutaban ante sus ojos.

El primer conocimiento que tenemos del Astrolabio, del griego ἀστρολάβιον “astrolabion” (buscador de estrellas) podemos situarlo en los tiempos de Hiparco de Nicea alrededor del 180 aC. Quien gracias a sus profundos estudios de geometría y trigonometría esférica, perfeccionó el concepto de proyección dando lugar a la consiguiente representación de la esfera curva sobre el plano. Pero la primera gran obra sobre el astrolabio se la debemos a Claudio Ptolomeo de Alejandría quien con su “Planispherium” s. II d.C. sentaría las bases de la Proyección que siglos más tarde en 1613, se conocería como Estereográfica.


Claudio Ptolomeo de Alejandría 



La mayoría de estas obras escritas originalmente en griego, han llegado hasta nosotros a través de sus traducciones al árabe e incluso posteriormente al latín procedente del árabe, y dan testimonio del profundo conocimiento matemático de sus autores, en un tiempo en el que la única herramienta de cálculo era la observación y notación año tras año.

Sobre la construcción de los astrolabios, debemos la obra más antigua que se conserva a Johannis Alexandrinus (Juan Filopono) quien en el siglo VI escribiría “De usu astrolabii eiusque constructione Libellus” sobre la construcción y uso del astrolabio.

Posteriormente en el siglo X, el astrónomo persa Abd Al Rhaman Al Sufi, traduciría al árabe gran parte de los escritos de Ptolomeo de Alejandría, y escribiendo entre otros un tratado sobre la medición y uso del astrolabio.


Aristóteles enseñando a sus discípulos Ms Ahmed III 3206 f.90r s.XIII Museo Topkapi

Mientras esto ocurría en la Persia del siglo X, en nuestra tierra los astrónomos andalusíes como Ibn-Saffar alcanzaban la maestría en la construcción del instrumento como así lo atestiguan los tratados y ejemplares firmados por él que aún se conservan. De igual manera otro gran astrónomo andalusí del siglo XI, Ibn al-Sahm, escribíria el famoso “El Kitab al-Amal bi-l Asturlab”, convirtiéndose en el más completo tratado sobre el uso del instrumento escrito en la península ibérica durante la Edad Media siendo a su vez la fuente sobre un tratado del uso del astrolabio esférico compuesto en la corte de Alfonso X el Sabio. Ambos astrónomos formados y miembros de la escuela de Maslama al-Mayriti (el madrileño) nacido hacia el año 950 célebre entre otras cosas por la corrección de la traducción árabe del “Planispherium” de Ptolomeo, y autor de un Tratado del Astrolabio, conservado en la Biblioteca del Monasterio del Escorial, y que pudo influir directamente en la construcción del conocido como “Astrolabio de Barcelona” del año 980.


Astrolabio de Ibn Shafar (Biblioteca Nal. de Berlín)

Volviendo de nuevo a los astrónomos andalusíes del siglo XI, no podemos olvidar al toledano “Abu Ishaq Ibrahim Ibn Yahya al-Naqqash az-Zarqali” conocido por su nombre latinizado Azarquiel, constructor y diseñador de la Azafea, un astrolabio universal que permitía el uso en cualquier latitud terrestre. Sus estudios y escritos han llegado hasta nosotros a través de las traducciones encargadas a la obra científica del Scriptorium “El Libro del Saber de la Astrología” de Alfonso X el Sabio.


Copia de la Azafea de Azarquiel conservada en la Torre de Calahorra


Libro del Astrolabio de Alfonso X el sabio. Bibl. Marqués de Valdecilla
UCM. ms 156 f 75.v


Siendo el mundo islámico heredero en parte del saber griego y el principal precursor de las ciencias destinadas al diseño, fabricación y uso del astrolabio, es fácil comprender el inmediato carácter religioso que rápidamente adquiriría el instrumento, al poder mostrar con exactitud las horas de rezo, así como la dirección de la ciudad santa de la Meca, usos que pronto calaron en el mundo cristiano adecuándose los instrumentos al calendario y necesidades occidentales.


Salterio de San Luis y Blanca de Castilla s. XIII Bibl. del arsenal de París


La gran mayoría del conocimiento árabe sobre el astrolabio pasaría a través de traducciones latinas a la Europa Occidental, en buena parte gracias a la difusión de los mismos desde la Cataluña de finales del siglo X hacía los territorios francos, Así Hernan de Carinthia a inicios del siglo XII incorporaría las correcciones de Malasma a su traducción del “Planispherirum” y el conjunto de dichos textos compondrían los más célebres tratados sobre el uso y manejo del instrumento en la Edad Media, como el Tratado castellano de 1276 compilado en “El Libro del Saber de la Astrología” de Alfonso X el Sabio, el tratado del astrónomo francés Pelerin de Prusse en 1362, y el célebre “Treatise on the Astrolabe” de Geofrey Chaucer en 1391.

En cuanto a los instrumentos conservados, podríamos decir que el astrolabio más antiguo que ha llegado hasta nosotros procedente del mundo árabe, es el ispahaní fechado en 927 que se exhibe en el Museo Nacional de Kuwait atribuido a Muhammad ibn Abd Allah Nastulus o "Bastulus".


Astrolabio de Bastulus (Museo Nal. Kuwait)

En el mundo cristiano, el más antiguo conservado con caracteres carolingios, es el conocido como Astrolabio de Barcelona datado hacia el año 980 d.C. (recientemente autentificado mediante técnicas metalográficas) Este ejemplar descubierto por el francés Marcel Destombes y legado al Instituto del Mundo Árabe de París en 1983, presenta en su araña 18 estrellas, 10 de ellas boreales y 8 australes sin que estén grabados los nombres en los índices, lo que podría situar la construcción del mismo hacia la fecha indicada.

En uno de sus tímpanos encontramos grabado con caracteres capitales, las palabras ROMA y FRANCIA, junto con la cifra 41-30. Esta tipografía usada en los manuscritos latinos de la Cataluña del siglo X la cual formaba parte de la Francia Carolingia, unido a la posible cifra de latitud coincidente con la de la ciudad de Barcelona ha llevado a atribuir la construcción del mismo al astrónomo Sunifred Llobet conocido como “Lupito Barchinonensis” a la sazón arcediano de la ciudad, ya que en la Colección de Manuscritos de Ripoll pertenecientes al Archivo de la Corona de Aragón y también atribuidos a él, se describe el uso y construcción del Astrolabio, aunque otros autores sostienen que los conocimientos astronómicos de la Cataluña del año 1000, no eran los suficientes como para fabricar un instrumento de tal precisión, procediendo pues de la España Musulmana pero sin grabar, tarea que sería pues completada en los monasterios benedictinos de Ripoll o San Cugat del Vallés.


Atrolabio de "Barcelona" Instituto del Mundo Arabe) París


Enlaces

Frankfurt Medieval Instrument Catalogue - TOC (davidaking.org)

Azarquiel, el astrolabio y la azafea. Su aportación a la ciencia astronómica y a la navegación del Renacimiento. | Boletín de la Real Sociedad Geográfica (boletinrsg.com)

Geoffrey Chaucer's Treatise on the Astrolabe | StJohns (cam.ac.uk)

Viajes de ciencia - En busca del astrolabio de Toledo, el iPhone de la Edad Media (eldiario.es)

Maslama al-Mayriti | Real Academia de la Historia (rah.es)


By A.B.S

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