lunes, 24 de julio de 2023

Carton CS600 Vs Takahashi FS-60

 

Comparativa entre el Carton Cs600 y el Taka FS-60

Con motivo del reciente 40º aniversario de mi primer telescopio Carton, Series 600 (en adelante CS600), me planteé darle una nueva oportunidad para la observación y aprovechar para realizar una pequeña comparativa con su “compatriota” Takahashi FS60. El CS600 es un telescopio refractor básico, doblete acromático de 60mm de abertura y 900mm de focal, es decir, un tubo clásico a f15, relación focal muy habitual en la época, cuando todavía no se habían popularizado los vidrios exóticos de baja dispersión y el control de la aberración cromática sólo podía realizarse con focales que ahora nos parecen extremadamente largas. El formato de sus accesorios (oculares y diagonal) es de 0,965” o, como se conocen en la afición, “accesorios de pulgada”.

La marca Carton no era especialmente conocida en la época de la compra, pero fabricaba con buenos estándares de calidad y competía con las conocidas, también japonesas, Mizar, Alstar y otras similares en el rango medio de precios. La marca existe todavía y está dedicada a otro tipo de instrumentos ópticos, sobre todo binoculares.

A pesar de sus evidentes limitaciones, puedo atestiguar es que la óptica de este tubo no sufre de diafragmado interno, como otros modelos que circulaban en los años 80 en el mercado, por supuesto, mucho más económicos. Las lentes están impolutas, sin hongos ni manchas, después del tiempo transcurrido y el uso que han sufrido. No se aprecia sobre las mismas, a simple vista, ningún recubrimiento óptico coloreado (coating), como ahora es habitual en las ópticas dedicadas a astronomía.

La montura es la típica altazimutal, metálica y con trípode de madera. El uso de plásticos en estos años era muy residual y se limita a los mandos del enfocador y las tapas del telescopio y buscador. La montura dispone de movimientos finos, pero sin las manillas flexibles que montaban otros equipos, lo que lo hacía un poco más complicado de mover y apuntar, justo debido a su larga focal.


Carton CS600


El CS600 fue mi primer telescopio, adquirido con mucho esfuerzo en junio de 1983 y, con la fuerza que da la juventud, me aventuré a realizar un estudio de la Luna (uno de los escasos objetos accesibles desde las grandes ciudades) y presentarme al primer concurso de la revista Tribuna de Astronomía (ahora renombrada simplemente como Astronomía). Recibí un accésit a dicho premio y el estudio fue publicado en 1991 por la desaparecida Editorial Sirius con el título “La Luna: selenografía para telescopios de aficionado”.


La Luna: Selenografía para telescopios de aficionados
Julio César Monge  Sirius/1991

Este telescopio tiene un fuerte contenido sentimental para mí, no sólo por haber sido el primer instrumento serio con el que pude aproximarme al fascinante mundo de la astronomía, sino además porque, pasados los años, ya se ha convertido en un instrumento vintage y no tiene sentido desprenderse de una pequeña joya como esta. Dados los avances que ha tenido la tecnología en la astronomía para aficionados en todos estos años, este pequeño telescopio ya ha quedado muy desfasado y, en estos tiempos, se orienta únicamente para coleccionistas o nostálgicos.

Como comentaba al principio, llegada la fecha de su cuadragésimo cumpleaños, tenía que rendirle un pequeño homenaje y sacarle a captar luz. Se me ocurrió que sería buena idea ponerlo al lado de otro pequeño japonés, comprado muchos años después (2006): Takahashi FS60C-CSV, con objetivo doblete de fluorita y 355mm de focal, lo que proporciona una f5,9. Años después, Takahashi ofreció un extender, denominado CQ, de 1,7X; montado sobre un tubo intermedio, que lleva la focal a f10 y ya orienta este pequeño telescopio hacia un instrumento de observación planetaria, con una arquitectura muy modular que sigue permitiendo su uso como telescopio de campo amplio. Con el extender CQ, me parecía que podía intentarse una comparativa, aun contando con las diferencias todavía existentes en relaciones focales: f10 versus f15.

Monté ambos telescopios sobre mi montura SkyWatcher EQ6 y mediante una placa doble de Geoptik, que me prestó mi amigo Pedro Peña, pude disponer de ambos telescopios apuntando en paralelo. Para tener vistas similares en ambos equipos (salvando la luminosidad derivada de las diferentes relaciones focales), usé dos juegos de oculares: los Zeiss ortoscópicos ZAO-II de 4mm y 6mm, que rinden justo 150X en el FS60 y en el CS600, respectivamente. La otra combinación que usé, manteniendo mismos aumentos en ambos equipos (aprox. 70X), fueron los oculares Explore Scientific 8,8mm de 82º de AFOV en el FS60 y TeleVue Nagler 13mm, también con 82º de AFOV, para el CS600. Para poder montar oculares de 1,25” tuve que usar un prisma diagonal de Baader que permite intercambiar la nariz de conexión al telescopio por otra de 0,965”. En el FS60, no hay problema para el uso de diagonales modernos, tanto de 1,25” como de 2”. En esta ocasión, para este equipo, monté una diagonal de espejo dieléctrico de la marca Stellarvue.

Preparado todo el montaje, me dispuse para la observación. Dada la pequeña abertura de ambos equipos, los objetos a observar serían, fundamentalmente, estrellas dobles. No soy aficionado a esta especialidad y observo dobles sólo ocasionalmente, por lo que pido disculpas por anticipado por mi falta de rigor en las observaciones. En este momento, el objetivo era comparar equipos y darle una nueva oportunidad a un telescopio muy veterano que llevaba guardado varias décadas, sin más pretensiones.


Detalle del acople del Prisma Diagonal de Baader
Sobre el carro de enfoque original de 0,96"


El entorno en que realizo las observaciones se encuentra a 80 kms de Madrid y es realmente mediocre, con cientos de farolas con bombillas de LED blancos, que han hecho caer la calidad del cielo mucho más de lo que la luz de Madrid ya conseguía estropear. Esta lacra de la luz LED es algo a combatir y con lo que los aficionados a la astronomía nos sentimos desprotegidos. La calidad del cielo decae a pasos agigantados con esta tecnología de iluminación y poco podemos hacer a nivel individual.


Detalle del montaje ecuatorial sobre Eq-6 con la doble platina
Geoptik

Voy con la observación: comencé apuntando a varias dobles bien separadas, si bien había consultado previamente el poder de resolución de ambos telescopios. Como comento, no soy doblista, pero, entre los indicadores más utilizados por ellos, se encuentran el límite de resolución de Abbè, el criterio de resolución de Rayleigh o bien el indicador de Sparrow. Calculando el propuesto por Rayleigh, aunque antiguo y afectado por las circunstancias del cielo y el observador, pude comprobar que el límite de separación para la abertura de 60mm es de 2,33” (segundos de arco). Por tanto, me mantendría por encima de ese límite y buscaría la forma de forzar lo posible alrededor de ese valor, que no deja de ser algo teórico, como digo afectado por la experiencia del propio observador y por las condiciones del seeing de cada cielo en concreto.

Para empezar, elegí una doble bien separada, como es zeta Lyrae (Struve 138), con una clara diferencia de brillo entre la estrella principal y la compañera. Aunque se trata de una triple espectroscópica, a nuestros efectos es una binaria separada por nada menos que 44”. Por tanto, no es ningún problema separarla para estos instrumentos. Observo un tono amarillento en la estrella principal con el CS600 y una tonalidad más neutra con el FS60. Por lo demás, imágenes muy similares.


Otra vista del doble montaje ecuatorial, donde es posible apreciar la gran 
diferencia de focales entre ambos tubos





Continué con la famosa “doble-doble” de Lyra, ya que se encontraba muy cercana, aunque sus componentes ya iban a presentar más dificultad, pues rondan los límites de los instrumentos utilizados. Se trata de épsilon Lyrae (Struve 137). Las separaciones son muy similares para épsilon 1, siendo de 2,3” y de 2,4” para épsilon 2. Aquí comencé a percibir la diferencia de rendimiento de ambos equipos: con el FS60 se conseguían desdoblar las componentes de cada binaria, con cierta dificultad en épsilon 2, pero con el CS600 no conseguí desdoblar esta última, aunque percibí bien la forma elongada del sistema.

Después me moví a la bien separada Mizar (junto con Alcor es zeta Ursae Majoris o Struve 1744), más que nada buscando algún color en alguna de sus componentes, pero no pude apreciar nada más que un tinte algo más cálido en el CS600 con respecto al FS60. En efecto, Mizar es una pareja visual (en realidad es un sistema cuádruple) de color blanco prácticamente puro. La separación (15”) es más que suficiente para que ambos instrumentos la resuelvan sin dificultad.

Pasé a observar a la que había seleccionado como el reto para estos telescopios: Izar (épsilon Boötis o Struve 1877). La separación es de 2,9” y teóricamente debería poder resolverse con la abertura de 60mm, pero mi sorpresa fue que me costó muchísimo trabajo detectar la estrella compañera con el CS600, mientras que fue realmente fácil con el FS60. El problema es que la estrella compañera, mucho más débil que la principal, se situaba sobre el primer anillo de Airy y ello hacía complicada su detección. Con el FS60 sólo fue cuestión de unos segundos, pero con el CS600, el anillo era mucho más brillante e irregular y tuve que emplearme más tiempo para detectarla. Sin ser experto en óptica, creo que aquí se pone de manifiesto la diferencia entre una óptica acromática de los años 80 y un doble apocromático de fluorita. La calidad óptica jugó un importante papel en esta binaria. Por cierto, los colores amarillento y azulado de sus componentes son magníficos. Creo que es una de las dobles más estéticas y brillantes del cielo norte.




El resto de la sesión, me dediqué a observar objetos de cielo profundo muy conocidos, como el cúmulo globular M13 en Hércules, el cúmulo abierto M11 en Scutum, la nebulosa M17 y el globular M22 en Sagittarius, la galaxia de Andrómeda (M31), el doble cúmulo de Perseo y, para finalizar, estuve echando un vistazo a Saturno. Para no hacer esta crónica más larga de lo que ya es, no comentaré cada objeto en concreto, pero sí indicaré que se hacía muy patente la diferencia de luminosidad entre ambos telescopios, que puedo achacar a su diferente calidad óptica, posiblemente a la transmisión global de los dobletes ópticos y a los recubrimientos (coatings) más modernos del FS60, dado que aumentos y pupilas de salida fueron idénticas en la comparativa y la abertura también lo era. El FS60 entregaba objetos sensiblemente más luminosos, diferencia muy apreciable en los cúmulos globulares, donde el gradiente de brillos de las estrellas es muy notable. En Saturno también era muy apreciable la mayor saturación de color del planeta en el FS60 sobre el CS600, lógicamente por las diferencia de calidad óptica comentada anteriormente. No obstante, ambos telescopios daban imágenes bien contrastadas para el planeta, con una aberración cromática apreciable pero no intrusiva en el CS600 y casi inexistente en el FS60 (recordemos que estaba montado el extender CQ de 1,7X).


En resumen, creo que, si bien la tecnología óptica del CS600 ha sido ya más que superada por cualquier telescopio acromático de la misma abertura fabricado en nuestros días, todavía puede ser un instrumento perfectamente utilizable y del que se puede disfrutar, tanto como yo lo hice con la Luna en su momento. El uso dependerá de los intereses y las pretensiones de cada aficionado. No tengo duda de que, en general, la óptica que se fabricaba en Japón en los años 70 y 80 tenía una calidad cuidada, por más que ahora podamos hacer la analogía negativa con algunos instrumentos de baja calidad, casi de juguete, fabricados en China. Creo que estos fabricantes de calidad media en Japón se tomaban sus productos muy en serio, como lo sigue haciendo actualmente Takahashi y no digamos las marcas “top” como fueron en su día Unitron o Vixen, que ofrecían realmente magníficas calidades para quienes pudieran pagar sus precios.

Aunque no soy un nostálgico de este tipo de telescopios vintage, tengo que decir que he disfrutado mucho con esta comparativa y que el CS600, con toda seguridad, se quedará conmigo hasta el fin de mis días y procuraré darle más oportunidades de observación en el futuro. La Luna será el objeto a revisitar en el próximo aniversario 😉


J.C.M.

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